06may13 El Universal, 8 col., Estados tienen en abandono hospitales


Estados tienen en abandono hospitales

El Universal, 8 col., Esther Sánchez y corresponsales

Cuando Isidro tenía 10 años su cuerpo reaccionó negativamente a un antibiótico. Más de dos meses se debatió entre la vida y la muerte. Tenía el síndrome de Steven Johnson.

«Sobrevivió, pero las secuelas más graves las sufrió en la vista. Es derechohabiente del IMSS, pero no ha sido de gran ayuda. Visitamos especialistas particulares en Sonora y estados vecinos, pero no fueron honestos para decir que el caso estaba fuera de su alcance; sólo lo entretuvieron y nos hicieron gastar», recuerda Irma Hurtado, su madre.

Isidro toca el piano de memoria, compone y dirige un coro de aproximadamente 300 miembros en una iglesia evangélica. Estudia la licenciatura en Música y da clases particulares. Hace dos años, una alumna conoció su caso y consiguió que lo atendieran gratis en el Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valenciana, en el Distrito Federal.

«Están buscando que al menos retenga 40% de visión en un ojo. Me subsidian con las consultas, pero medicamentos, viaje y hospedaje corren por cuenta propia. Ya perdí el ciclo escolar, acabé con mis ahorros y los de mis padres. Mi madre está agotada por tanto viaje, pero sólo en el Distrito Federal encontré un servicio de calidad y nos aferramos a esa posibilidad», señala.

En el país es responsabilidad de los gobiernos federal y estatal garantizar el derecho a la salud, pero la demanda supera a la infraestructura y al personal.

Contribuyen al rezago -y en algunos al casos, al deterioro- la corrupción y mala planeación de gobernantes, según una revisión periodística en varios estados y casos que han sido de dominio público.

Por ejemplo, Sinaloa, Chiapas y Durango están a la espera de inyecciones millonarias de recursos para echar a andar sofisticados complejos hospitalarios, que incluso fueron inaugurados.

En Yucatán y Aguascalientes hace más de cinco años se planearon complejos hospitalarios que continúan en obra negra. Abandonada también está la construcción del Hospital General de Mazatlán, que comenzó en 2005.

Oaxaca tiene una cifra récord de 72 obras inconclusas, y, aunque son pequeñas, su objetivo era aliviar los problemas inmediatos de población alejada de grandes ciudades.

En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2013 el gobierno federal pidió 2 mil 526.4 millones de pesos para el sector salud. El plan de trabajo incluye obras como la remodelación, construcción o ampliación de diferentes edificios de salud.

Las principales inversiones quedarán en una decena de centros hospitalarios del Distrito Federal, dos de Morelos y uno del Estado de México.

Crisis hospitalaria

En bancarrota y a punto de quedar ciego, Isidro Amaya, de 27 años de edad, relata los más de 20 viajes a la ciudad de México desde su natal Sonora, con la esperanza de recuperar su visión.

El peregrinar del joven músico se repite entre cientos o miles de mexicanos por la falta de hospitales de segundo y tercer nivel en el país.

Sinaloa, en la administración del priísta Jesús Aguilar Padilla (2005-2010), se afanó por cambiar el panorama, pero quedó en el intento.

En 14 meses construyó el Instituto de Cancerología de Sinaloa. Así lo presumió en un video oficial. Era el más moderno en América Latina. La obra inició en enero de 2010 y para marzo del siguiente año estaba lista. A la fecha no ha podido ser utilizado porque se adeudan a la empresa constructora Eymsa casi 230 millones de pesos.

Médicos especialistas urgen su apertura, porque está por perderse la garantía del equipo.

El complejo hospitalario abarca siete mil 864 metros cuadrados. Fue diseñado para proporcionar tratamiento de radioterapia de intensidad modulada, tratamientos guiados por imagen, radiocirugía craneal y extracraneal, quimioterapias y braquiterapia de alta tasa de dosis, entre otros servicios.

El equipamiento para quimioterapia y radioterapia es el más avanzado y el primero instalado en Latinoamérica, que permitirá cubrir al 100% la demanda de tratamientos de alta precisión y efectividad, así como máxima protección de tejidos y órganos vitales vecinos al tumor.

señala que la anterior administración estatal de Aguilar Padilla invirtió 100 millones de pesos aportados a través de uno de los renglones del Seguro Popular, por lo que heredaron al gobierno actual la liquidación, más los intereses que se han acumulado por el retraso en el pago en casi 30 meses.

En Chiapas existe un caso parecido. El pasado 24 de noviembre, el aún gobernador Juan Sabines inauguró el Hospital Doctor Gilberto Gómez Maza, que daría consulta a un millón 85 mil chiapanecos. Lo presumió como «el más grande del sureste mexicano», con capacidad para 180 camas y equipo para realizar desde los más simples diagnósticos hasta resonancias magnéticas.

El hospital no ha podido ser abierto al público porque la Secretaría de Salud adeuda 150 millones de pesos a un proveedor de equipo médico.

Carlos Eugenio Ruiz Hernández, titular de la dependencia, afirma que no hay fecha para abrirlo, y antes será necesario «bajar recursos» de la Secretaría de Hacienda para pagar la deuda «y replantear nuevamente el proyecto a nivel federal».

En Durango, ocho años han sido insuficientes para construir el hospital regional de especialidades. Y van por más tiempo y dinero, como documentó EL UNIVERSAL el 11 de noviembre de 2012.

En 2005 inició la construcción del inmueble y a la fecha sólo está terminada la obra negra en una parte del edificio y únicamente funciona un piso.

El objetivo era dar atención a pacientes de cinco estados vecinos, pero quedó en un hospital que ofrece consulta externa y análisis de laboratorio.

Este complejo nació con el nombre de Hospital Regional de Altas Especialidades, luego se le cambió a Hospital General y en fecha reciente el gobierno del estado lo nombró como «Hospital 450», porque este año la ciudad de Durango cumple 450 años de haberse fundado.

Ismael Hernández Derás, ex gobernador de Durango (2004-2010), proyectó el complejo hospitalario como una de las principales obras de su sexenio, y en 2010, con motivo de su Quinto Informe de Gobierno, lo inauguró. El mandatario insertó un video en donde su secretaria de Salud, Patricia Herrera, reveló que en el edificio se invirtieron 816 millones de pesos y que sólo faltaban 300 millones de pesos para equiparlo.

La realidad era otra, pues el actual secretario de Salud del estado, Esteban Villegas, reconoció que sólo estaba terminado el primer piso y que se requerían 700 millones de pesos más para acabados y equipo, y que sería en febrero de 2013 cuando empezaría a operar como hospital de especialidades.

Desde el exterior se observa una infraestructura imponente. En el interior sólo está terminado el primer piso.

Hay un equipo de resonancia magnética, pero no es utilizado y se le tiene que dar mantenimiento porque fue encendido cuando se inauguró el inmueble por Hernández Derás y no se puede apagar.

Malformaciones

El 27 de octubre de 2008, el gobernador de Aguascalientes, el panista Luis Armando Reynoso Femat (2004-2010), puso la primera piedra de lo que prometió que sería uno de los hospitales más importantes en la región centro del país, pues ofrecería medicina de especialidad y tecnología de punta. A la fecha, aquello es sólo un «cascarón».

La administración de Reynoso Femat terminó y su sucesor, Carlos Lozano de la Torre (2010-2016), no ha expresado intención alguna de retomar la obra.

En enero de 2012, el secretario de Salud Francisco Esparza dijo que no había recursos para terminarla porque el gobierno de Reynoso Femat no se sujetó a los planes de la obra y estropeó el proyecto: la federación aprobó 824 millones y 24 mil metros cuadrados de construcción, pero, sin avisar, el gobierno estatal incrementó el proyecto, para una obra de 50 mil metros cuadrados.

Contagio

El hospital de Tekax, a 180 kilómetros de Mérida, Yucatán, pasa por una situación similar a la de Aguascalientes.

La primera piedra la puso el panista Patricio Patrón Laviada en 2005. Terminó su gobierno en 2007 y dejó la construcción con 60% de avance.

En la administración de la priísta Ivonne Ortega Pacheco (2007-2012) se solicitaron recursos a la federación para concluirlo, pero no fueron autorizados porque la Secretaría de la Función Pública detectó que el proyecto técnico estaba mal desde un principio.

La actual administración de Rolando Zapata Bello tiene presupuestados 35 millones de pesos para concluir la obra, aunque no hay fecha para reanudarla.

En Oaxaca, la situación es más grave. El gobernador priísta Ulises Ruiz Ortiz (2004-2010) heredó 72 hospitales y centros de salud inconclusos.

De acuerdo con estadísticas de los Servicios de Salud del estado, la conclusión requeriría, a precios de 2012, dos mil 731 millones de pesos. Entre las obras inconclusas destaca el hospital pediátrico de 60 camas de San Bartolo Coyotepec.

Un caso más es el nuevo Hospital General de Mazatlán, Sinaloa, que comenzó a construirse en 2005. Cuatro años después, cuando la obra llevaba 45% de avance, se acabaron los recursos y hasta a los albañiles se les quedó a deber.

«Hoy se evalúa qué tan factible es continuar con la construcción, porque está muy alejada de la ciudad y no hay todos los servicios por esa zona,» dijo el secretario de Salud, Ernesto Echeverría.

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